Doctrina de la Iglesia
La iglesia es la familia de Dios; adoptada por Él como hijos, y sus miembros viven sobre la base
de un pacto de amor. Como comunidad de fe, de la cual Cristo mismo es la cabeza, todos reciben cualidades especiales para contribuir en compartir el amor de Dios y fortalecerse unos a otros.
Dios busca que sus seguidores sean una extensión de su carácter de amor en favor de la humanidad.
15. EL BAUTISMO: Nyangwira, una creyente que vivía en Africa central, no consideraba que el bautismo fuese simplemente una opción. Durante más de un año había estado estudiando atentamente la Biblia. Anhelaba llegar a ser cristiana.
Una tarde compartió con su esposo lo que había aprendido. Muy ofendido, el hombre dijo a gritos: “¡No quiero que en mi hogar haya esta clase de religión, y si sigues estudiando te mataré!”
A pesar de esta reacción aplastante, Nyangwira continuó estudiando y pronto estuvo lista para el bautismo. Antes de salir al servicio bautismal, Nyangwira se arrodilló respetuosamente ante su esposo y le dijo que iba a ser bautizada. El hombre tomó su gran cuchillo de caza y vociferó: “¡Te dije que no quiero que te bautices! ¡El día que lo hagas, te mataré! Pero Nyangwira, determinada a seguir a su Señor, salió con las amenazas de su esposo resonando todavía en sus oídos.
Antes de entrar en el agua, confesó sus pecados y dedicó su vida a su Salvador, sin saber si ese mismo día le tocaría también entregar su vida por el Señor. La paz llenó su corazón durante su bautismo.
Cuando volvió al hogar, tomó el cuchillo de caza y se lo llevó a su esposo.
—¿Has sido bautizada? —preguntó este, airado. —Sí —replicó simplemente Nyangwira.
—Aquí está el cuchillo. —¿Estás lista para recibir la muerte? —Sí, lo estoy.
Asombrado ante el valor de Nyangwira, el esposo dejó de sentir el deseo de matarla.
¿Cuán importante es el bautismo? ¿Vale la pena arriesgar la vida por bautizarse?
¿Es cierto que Dios requiere el bautismo? ¿Depende la salvación de si somos o no bautizados?
Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestro recibimiento del Espíritu Santo. Se realiza por inmersión en agua, y depende de una afirmación de fe en Jesús y de la evidencia de arrepentimiento del pecado. Sigue a la instrucción en las Sagradas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas.
(Rom. 6:1-6; Col. 2:1 2 ,1 3 ; Hech. 16:30-33; 22:16; 2:38; Mat. 28:19-20)